Una de mis debilidades...

Como ese mosquito que siente la sangre entre sus patas, como Jimi Hendrix al ver una guitarra solitaria, como un alcohólico que inspira la esencia de una botella de Jack Daniel´s, como una leona al oír los pasos de su presa: así responden mis dedos cuando intuyen la presencia de una hoja en blanco.

Y es que desde que aprendí de pequeña a garabatear en un papel, no he dejado de imaginar, soñar y crear nuevos mundos.
Eternity's Wife.

domingo, 17 de febrero de 2013

Tú no me encuentras. Yo a ti tampoco.

Me importa, me afecta y me hace daño. No quiero perder lo que fue parte de mí durante tanto tiempo. Pero han pasado muchas cosas en dos años...Sigo siendo la misma, por supuesto. La "esencia" de una persona nunca muere, por muchas vivencias y personas que pasen a lo largo de su vida. Pero éstas no pasan en vano, cada momento te marca, y forma parte de ti misma, y eso no se puede evitar. A veces se convierten en malos recuerdos y errores de los que aprendes; y otras veces, las experiencias vividas van enriqueciéndote, tus metas se solidifican o cambian, y tu manera de ver la vida puede dar un vuelco en un solo minuto.

Y en este caso, no han sido simplemente tardes muertas viendo pasar a la gente o comprando esmalte de uñas. Ni noches de fuerte música y alcohol en las venas, como tú te crees. Han sido muchos sentimientos distintos, emociones de todo tipo, conexiones nuevas con otras personas que te aportan parte de ellas, y un bombardeo de ideas tal, que sería imposible salir inmune de ello. Pero sobre todo, y en esto deberías entenderme: ha sido un viaje sin billete de vuelta emprendido con otra persona, y ver el mundo a través de sus ojos. 

Por eso yo ya no me puedo quedar perdida en el pasado. No quiero. Ni tú tampoco deberías querer. No vale la pena y perderíamos el tiempo si descorremos todos los km recorridos en nuestra vida para volver a recuperar lo que un día dejamos atrás, porque seguramente otra persona lo habrá encontrado y ya no estará. Así que te invito a mi presente, puedes perfectamente seguir dentro de él si quieres. Y de hecho, me haría feliz estar en el tuyo y que tú siguieses en él, porque nunca te has marchado.

Pero para ello, hay que volver a trazar un camino paralelo, aunque para ello sea necesario atravesar alguna que otra montaña. Es cuestión de querer -porque está claro que el camino no se traza solo-, y de ponerse en el lugar del otro. Y yo estoy convencida de que podemos, y de que podría volver a ser no igual, pero sí genial.

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